Alfonso Martínez, un escritor de novela medieval en tiempos convulsos

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Abandonó la actividad política, concejal durante tres lustros, procurador y diputado del PSE, para sumergirse en el paisaje y la tranquilidad en un pueblo de León

Alfonso Martínez, no es un escritor al uso. Es, simple y llanamente, un autor de novelas históricas como la última que acaba de publicar: Ximena, con un estilo de literatura caballeresca, como la de Cervantes, según destaca en una conversación con un público entregado a la presentación de sus libros. Lo mejor? Destacan los comentarios que él hace de ellos. Con una voz suave, sin alterarse, parece más un profesor de secundaria  enseñando Historia a sus alumnos, de algo le sirvió el tiempo que se dedicó a la docencia.

En Ximena narra dos historias paralelas. De una parte, el traslado a un lugar seguro de uno de los tesoros de la catedral de Toledo, el Arca Santa, que guardaban las reliquias de Jesús y María. Por otro lado, se adentra en el mundo amoroso de la hermana del rey de Asturias, Alfonso II, y  de como fueron las relaciones que mantuvo con el conde de Saldaña, Sancho Díaz, de cuya unión nació Bernardo de Capio. Intrigas palaciegas, pasión, rencillas entre los personajes, con fondo histórico a la que añade su ficción, ya sea fiel o inverosímil. Alfonso también se atreve a hablar, a las claras, de la homosexualidad de ciertos personajes que rodean la historia medieval de los reyes y sus cortesanos.

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Tiene en su haber literario otras novelas con títulos tan medievales como “Iñigo Aldai y las cuentas del rey”. Pero, además, el autor puede describirnos otros paisajes que no pertenecen al medievo, es el caso de su novela “El secreto de las hojas perdidas”, donde reivindica el valor de la madurez y de la experiencia recorriendo paisajes y rincones leoneses.

Escribir un libro al año, cuidar animales que se encuentra por la calle malheridos, con ciertas minusvalías y que acoge en su casa de pueblo que él mismo ha restaurado; ver cine, andar por los paisajes de la tierra leonesa o tocar el rabel son algunas de sus pasiones, aficiones u otras devociones de las que se podría charlar con Alfonso. Además de la política, porque, aunque ahora vive retirado de la lucha ideológica en un pueblo de la provincia de León, Villamediana de la Vega, donde disfruta del olor de las flores y plantas de su jardín, Alfonso Martínez fue concejal durante tres lustros, procurador de las Juntas Generales de Álava y diputado en el Parlamento vasco por el PSE (Partido Socialista de Euskadi)

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Un buen día, quiso recorrer pueblos y lugares y se desplazó desde Gijón (Asturias), para buscar esa tranquilidad (abandonó la política activa en 1995) que da el saber y los años vividos. Y se paró aquí, en la provincia de León, quizás en el pueblo más pequeño que encontró. Pero, como dijo Victor Hugo, “No se mide la grandeza de un pueblo por el número de habitantes, como no se mide por la estatura la grandeza de un hombre”.

El Río News Post
Bal Ferrero
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Acerca de Bal Ferrero/Reporter/New York

Me interesan las historias de la gente, la sucesión de secuencias que tienen en las diferentes fases de la vida... El reportaje da esa dimensión, humana ante todo...
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